lunes, 4 de abril de 2011

Huésped










Huésped


Enciendo un cigarro
y mi revolución personal
trasciende tres minutos
de humo inútil y pleno.

Miro el tiempo y me mira,
lo reto y me rebasa,
se mide y me lo gasto,
me gana y lo tiro,
me muerde y lo pateo.

Y es como u n ser querido
 que no me comprende,
pero que permanece
con la cara lavada
en la puerta del baño.



Ciudad de México. 1996.

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