lunes, 4 de abril de 2011

Mi amigo Scott


A veces me sorprende mi amigo Scott, tan joven, tan esforzado, tan inteligente.  Toca en mi ventana y escucho en su spsnglish.. ! Hey professsor  ¡

Entonces salimos a tomar una cerveza y a devorar una botana, grasienta y buena, pagando cada quien lo suyo.  Intenta explicarme el mundo en español,  yo prefiero responderle en inglés, entonces el universo se detiene para mirarnos cuando hablamos de él.


Siempre estamos en espera de ver quien procura más al otro, quien da el mayor abrazo, quien es el verdadero profesor.  Luego hablamos de penas, somos nuestra única familia y mi amigo Scott se vuelve mi maestro.

¡ Cuánto sabe de él mismo ¡  ¡Que decisión valiente lo aísla en este puerto ¡

Mi amigo Scott es epiléptico, tiene prohibido nadar y más aún, irse muy  lejos, ama el mar pero es muy cauto y en el amar, también teme al naufragio.

Me muero en cada crisis, me dice, dejo de ser y vuelvo. Es un regalo de Dios esto de tener que morirse tantas veces. 

En eso van llegando los demás y Scott me hace una seña imperceptible, pero segura, cierta. Me conoce muy bien y adivina la crisis, sabiendo que para mi no hay pastillas posibles.

Let¨s go to cry  in front of the sea, profesor, dice mi amigo Scott, y salimos a caminar por horas en la epilepsia de ambos.






























Mazatlán, Sinaloa. México. 1997.

No hay comentarios:

Publicar un comentario